GRANDMA: Una buena idea es suficiente si se exprime al máximo

NOTAS:
FilmAffinity: 6.5/10

ImBD: 7.1/10

ECO: 8/10

FICHA TÉCNICA:

Título original: Grandma
Año: 2015
País: Estados Unidos
Director: Paul Weitz
Guion: Paul Weitz
Reparto: Lily Tomlin, Julia Garner, Marcia Gay Harden, Judy Greer, Laverne Cox, Sam Elliott, Elizabeth Peña, Nat Wolff, Sarah Burns, John Cho, Mo Aboul-Zelof, Skya Chanadet



SINOPSIS:
Elle acaba de romper con su novia Olive, cuando su nieta Sage aparece inesperadamente pidiéndole dinero con urgencia. Aún dolida por su ruptura sentimental, la abuela Elle y Sage pasarán todo el día intentando conseguir dinero visitando a antiguos amigos, lo que hará que comiencen a desvelarse secretos del pasado. (Fuente: FILMAFFINITY)




CRÍTICA:
El año 2015 estuvo movido, cinematográficamente hablando. Buenas películas de las que, como pasa cada año, únicamente unas pocas se dan a conocer a las grandes masas, entre las que destacan Del revés (Inside out, Pete Docter & Ronnie del Carmen), La habitación (The room, Lenny Abrahamson), Los odiosos ocho (The hateful eight, Quentin Tarantino), El renacido (The Revenant, Alejandro González Iñárritu) –en mi opinión, brillante desde el punto de vista técnico y de dirección, pero falto de gancho y guion atractivo- y Spotlight (Idem, Thomas McCarthy), la flamante victoriosa en la noche de los Oscar. Pero en el plano que manejamos más en El Cine Oculto, ha habido muchas y buenas cintas este año, como Beasts of no nation (Idem, Cary Joji Fukunaga), Mustang (Idem, Deniz Gamze Ergüven), El abrazo de la serpiente (Idem, Ciro Guerra), La novia (Idem, Paula Ortiz), El club (Idem, Pablo Larraín), Straight Outta Compton (Idem, F. Gary Gray), Sicario (Idem, Denis Villenueve), 45 años (45 years, Andrew Haigh), Yo, él y Raquel (Me, Earl and the dying girl, Alfonso Gómez-Rejón) y la película de hoy: Grandma.



¿Paul Weitz? Me suena mucho ese nombre, pero ¿de qué? Sí, esa es la pregunta que me hice antes de indagar sobre el director de Grandma. Y, efectivamente, por algo me era tan familiar ese nombre. Fue quien, hace ya 17 años, dirigiera un filme símbolo -aún no sé si para bien o para mal- de nuestra generación: American Pie (Idem, Paul Weitz, 1999). Durante estos años, ha merodeado por la delgada línea que separa lo mediocre de lo simplemente correcto, con películas como Un niño grande (About a boy, 2002) y La vida de Flynn (Being Flynn, 2012), hasta llegar a su punto más alto alcanzado hasta el día de hoy. He de reconocer que después de ver Grandma he depositado grandes esperanzas en las futuras producciones de este director.


Pero procedamos a analizar la película. Nada más empezar, ya nos llama la atención el original modo de iniciar la narración de una historia e ir presentando a los personajes: en forma de capítulos, como si de un cuento infantil se tratara. Y es que, según cómo lo miremos, estamos ante uno.


El gran y principal logro de este filme es la fuerte caracterización de los personajes, algo muy propio del cine independiente, debido a que es su única baza para conquistar al público, haciendo que el espectador se sienta identificado con ellos. Mención especial merece también esa suave, liviana y siempre constante banda sonora que permanecerá durante toda la obra en un plano secundario, sin ningún tipo de ánimo de acaparar los focos que, en todo momento, se centrarán en iluminar a nuestras protagonistas y a esa historia perfectamente hilvanada que nos está siendo contada.
En lo que respecta al guion, Grandma es el perfecto ejemplo de cómo explotar al máximo una idea sencilla pero buena. Paul Weitz elige una situación límite y delicada –tratada en todo momento con una sutileza y respeto admirables y dignos de ser agradecidos- para que dos personajes se conozcan poco a poco y vayan exprimiéndose mutuamente a pequeñas dosis. Las dos protagonistas irán abriéndose gradualmente, dejando entrever cada vez más de sus vidas anteriores a la otra –a la vez que al público-; dosis milimétricamente calculadas por el guionista y director. En cada capítulo se da lo justo y necesario para conocer más en profundidad a nuestra abuela pero, al mismo tiempo, también para dejar con ganas de conocerla en mayor medida y descubrir qué otros secretos habrá ocultos detrás de ese opaco telón de color carne que cubre a nuestra protagonista.
El elenco de actores lo encabeza la veterana actriz estadounidense Lily Tomlin –representando a la abuela Elle-, quien probablemente sea desconocida para la mayoría de vosotros –lo reconozco, también lo era para mí- pero que, gracias a esta inolvidable actuación llena de sarcasmo y frescura, conseguirá hacerse inolvidable. Y es que estamos ante una de las mejores actuaciones femeninas del año, algo que es un hecho completamente irrefutable.

Elle es una persona autodestructiva, incapaz de reponerse de la pérdida de su pareja sentimental, con rasgos de sociópata recientemente agudizada y que no guarda ningún tipo de relación con su única hija debido a heridas sentimentales del pasado que nunca llegaron a cicatrizar del todo. A pesar de todo, está dispuesta a ayudar a su nieta a solucionar su problema –sea cual sea el precio a pagar- con tal de que ese acontecimiento no marque el resto de su vida.

En el papel de Sage, la nieta adolescente metida en un buen problema, encontramos a una jovencísima Julia Garner –tenía nada más que 21 años cuando rodó la película-, quien después de años obteniendo únicamente papeles secundarios, encontró en Grandma la gran oportunidad que toda actriz joven espera para dar el salto definitivo a la élite. Representa a una joven que es consciente del problema en el que se encuentra metida y, muy a su pesar, decide recurrir a su abuela, con tal de que su estricta y controladora madre no llegue a enterarse. Pretende que sea algo rápido y sea olvidado con la misma velocidad. Sin embargo, su abuela Elle le pedirá algunas explicaciones a cambio, un trato que Sage se verá obligada a aceptar. Todo se irá complicando a medida que avanza la trama, ya lo veréis…


Y llega un punto en que ya no ves la manera en que pueda pasar algo que te haga conocer más de ambas. Pero sí, Weitz tenía una bala guardada en la recámara. Cuando menos lo esperas, cuando parece que la trama va a decaer, aparece en escena la madre de la joven –interpretada a las mil maravillas por Marcia Gay Harden-; un personaje atosigante y perfeccionista, totalmente controlador. Se palpa una incómoda tensión en el ambiente en cada momento en que coinciden abuela y madre, haciendo denotar esas asperezas del pasado entre ambas que, por pura dejadez, nunca llegaron a ser limadas. Esto ayudará a que se acaben de delinear las diferencias existentes entre ambas, llevando un poco más al límite –si cabe- la situación, forzando más aún a la abuela a mostrarse totalmente transparente y desprotegida ante todos nosotros.


En resumen, es un mágico y dulce cuento –que en ocasiones toma forma de road movie-, en el que podemos presenciar la constante y larvada evolución de nuestras protagonistas. Al inicio, dos desconocidas a pesar del vínculo familiar. Conforme avancen los acontecimientos, irán conectando progresivamente por la necesidad de superar esa situación límite que les hará luchar codo con codo y en la que ambas acabarán necesitando la una de la otra. Esto les hará comprenderse y descubrirse mutuamente, e incluso llegar a perdonarse a sí mismas sus propios errores del pasado. Una redención que les demostrará que sí merecen una nueva oportunidad para sus propias vidas.

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