Con las proyecciones del día de hoy ya hemos traspasado el ecuador del certamen. Eso sí, habrá que esperar a la última jornada para poder pronunciarse acerca del favorito a llevarse el galardón. Estas han sido las dos obras expuestas esta tarde:
Miss (Idem, Robert Bonomo, 2016, ARG)
Hay algo en ella que la hace entrañable y simpática. Quizás su sencillez, sin buscar excesos narrativos ni técnicos -la mayoría de sus planos son fijos- en ningún momento; o puede que sea la singularidad de su peculiar protagonista -es bastante probable-. De lo que no cabe duda es que ese aroma a cuento de hadas que entremezcla la ficción y la realidad, con algunos recursos narrativos propios del cine indie estadounidense, es efectivo.
Para mi desgracia, el burdo y simple final -y ya sabéis lo importante que es la resolución de una película- provoca una sensación agridulce pensando que con una conclusión un poco más elaborada y original se habría conseguido el título de "pequeña joya".
Llueven vacas (Idem, Fran Arráez, 2017, ESP)
A pesar de su dramatúrgica puesta en escena, con un reparto pleno de conocidos nombres del teatro de nuestro país y una idea clara de retratar al maltratador español -con un fuerte predominio de la agresión psicológica sobre la física-, no hace más que parecer una delirante pesadilla que no acaba nunca -tanto para la mujer como para el espectador-. Salvando aisladas interpretaciones como la de Victor Clavijo y las escenas interpretadas por el dúo Asier Etxeandía y María Barranco -que perfectamente podría haber funcionado como cortometraje o performance aislada-, sin duda lo mejor de la película.
Sin embargo, llama la atención ver cómo naufragan actores de renombre como Maribel Verdú o Eduardo Noriega, quienes están prácticamente irreconocibles, en gran parte, por culpa de un pobre guion falto de ideas y de recursos. Probablemente lo peor del festival hasta la fecha.
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