El reino (Idem, Rodrigo Sorogoyen, 2018, ESP)
Si a día de hoy me preguntaran quién es, en mi opinión, el director español que más cine de calidad ha aportado en el último lustro o década, mi respuesta no requeriría mucho tiempo de reflexión. Para mí no hay debate. Ese es Rodrigo Sorogoyen.
Desde su debut en la gran pantalla con la sorprendente, inteligente y elaborada Stockholm (Idem, 2013, España) -con unos Javier Pereira y Aura Garrido brillantes-, su crecimiento como autor ha sido exponencial. En 2016 ya compitió con algunos de los grandes realizadores nacionales como Alberto Rodríguez, Pedro Almodóvar o Juan Antonio Bayona por los principales premios del año, con un thriller de ritmo trepidante como Que Dios nos perdone (Idem, 2016, ESP), con algunas similitudes -salvando las distancias- con Se7en (Idem, David Fincher, 1995, USA). Solo un año después, se alzó con su primer busto de Goya con su terrorífico cortometraje, Madre (Idem, 2017, ESP), rodado íntegramente en un solo plano secuencia.
Probablemente, uno de los grandes atractivos de El reino, sea el oportuno momento en el que ha llegado. La corrupción es el pan de cada día en la prensa nacional -el caso Bárcenas, la trama Gürtel, los ERE de Andalucía- y poder vivir desde tan cerca cómo se gestan todos esos escándalos de los que tanto eco se hace en los medios es una auténtica experiencia muy meritoria que nos ofrece el realizador. La maquinaria de robar en las arcas públicas está tan desarrollada y evolucionada que su engranaje no echa en falta la ausencia de una de sus piezas. Y eso es lo que viene a representar el lema con el que se vende esta película: "los reyes caen; los reinos continúan".
Analizando un poco más en profundidad este intenso thriller, uno se percata de que no hay ningún personaje bueno. Todos son villanos y buscan salvar su propio pellejo o alcanzar la gloria personal a costa de otros. Nadie se salva en la criba. La soberbia, la avaricia, la ira, la gula, la envidia, la lujuria... Sus personajes bien podrían ser la personificación de todos y cada uno de los pecados capitales y esto está magistralmente representado por su brillante e interminable lista de intérpretes de primer nivel, partiendo de un sublime Antonio de la Torre en el papel protagonista, seguido de Nacho Fresneda, Josep Maria Pou, Ana Wagener, y sin olvidar las apariciones estelares de una gélida Bárbara Lennie y un descomunal Luis Zahera -quien por cierto será protagonista de uno de los mejores diálogos de la película-.
Desde el punto de vista técnica, llama la atención desde las primeras escenas esa incesante y taladrante banda sonora repetitiva que irá poniendo a prueba los nervios de acero con su ritmo de martillo pilón. Una fotografía bien estudiada, con muchos planos secuencia posteriores, efectos especiales que poco tienen que envidiar a los de la industria estadounidense... Pequeños detalles que si se van sumando, hacen pensar en que El reino estará a la cabeza de todas las quinielas para hacerse con un gran número de estatuillas en la próxima gala de los Goya en febrero de 2019 -que, por cierto, este año se desarrollará en Sevilla-. Un "must-see".
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