¿DÓNDE ESTÁ MI CUERPO?: Ensayo sobre la pérdida y la sensación de pertenencia.

¿Dónde está mi cuerpo? (J'ai perdu mon corps, Jérémy Clapin, 2019, FRA)

El buen hacer de Jérémy Clapin al frente de numerosos y galardonados cortometrajes -cabe destacar, por encima del resto, Skhizein (Idem, 2008, FRA), por algunos bautizado como "uno de los mejores cortometrajes de la historia del cine"-, le valió como crédito para la financiación de su primer largometraje. Al cambiar la duración del metraje, no varió el éxito de este director francés de 45 años. Premio del Cine Europeo, Círculo de Críticos de Nueva York, Círculo de Críticos de Los Ángeles, nominada a los Premios Annie, etc. Crítica y público han alabado y ensalzado esta cinta independiente que, curiosamente, ha producido la plataforma digital de moda Netflix.
Digo "curiosamente" porque ¿Dónde está mi cuerpo? no es una película al uso y dista mucho del material que acostumbra a ofrecer Netflix en términos de cine. Ya solo leyendo la sinopsis -una mano amputada vaga por las calles de París en busca de su cuerpo- ya te  pica la curiosidad a la par que te hace pensar que pocas películas con un argumento tan bizarro habrás visto hasta la fecha. Podrá gustar o no, pero va a ser diferente a todo lo demás que hayas visto antes. 
Su asombrosa y atípica forma de narrar -lo cual no debería sorprender al saber que el guion lleva la firma de Guillaume Laurant, guionista de la flamante y laureada Amelie (Le fabuleux destin d'Amélie Poulain, Jean-Pierre Jeunet, 2001, FRA)- es su gran fortaleza. Alegría, tristeza, rabia, dolor, curiosidad, odio, frustración, impotencia... Su capacidad de evocar y transmitir emociones y sensaciones te recordará que estás vivo y que eres humano; te inyectará toda la energía que necesitas para agarrarte a esta vida con las dos manos -o una en el caso del protagonista-, enfocarla con otros ojos y darle una nueva oportunidad. 
El recurrente uso del flashback en blanco y negro para enmarcar los recuerdos y el estimulante uso de la animación hacen que sea un espectáculo visual muy difícil de olvidar. Mención especial merece también Dan Levy, artífice de su soberbia y preciosa BSO, sin la cual carecería de toda la potencia emocional que tan enriquecedora hace a esta película. 
Arriesgada e insólita, ¿Dónde está tu cuerpo? hará mella en tus ojos, tu cabeza y tu corazón, dejándote una curiosa y contrastada sensación de que te falta algo pero con una sonrisa en la cara. Un fuerte aplauso para Jérémy Clapin por ofrecernos una experiencia única con una de las mejores películas de este gran año de cine que ha sido 2019.

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